Querida maestra,
Hoy salgo a la calle sin prisa, con esa calma que a veces me regalo. El aire huele distinto: un frescor húmedo anuncia que pronto llegada el otoño. Ese olor me lleva a mi infancia, a las mañanas de colegio en las que me arropaba un jersey suave que guardaba el calor de casa. Y pienso: lo que más recordamos no son las lecciones, sino esas sensaciones que nos abrazan.

En la esquina, un niño deja caer su juguete. Una mujer, sin dudar, se inclina y se lo devuelve con una sonrisa cálida. El niño sonríe también, y en ese instante el mundo se detiene. Solo hay ternura, ese lenguaje silencioso que todos entendemos. Me pregunto cuántas veces enseño a observar y agradecer estos pequeños milagros.
Sigo caminando y un aroma a pan recién hecho me envuelve. Cierro los ojos y me veo de niña, con un bollito caliente entre las manos, sintiéndome acompañada y cuidada. La belleza aparece así: sencilla, inesperada, pero capaz de despertar la memoria más honda.
Unos pasos más allá, escucho un violín en la calle. Una niña se queda quieta frente a los músicos, fascinada, como si no existiera nada más que esa música. La observo y aprendo con ella: la belleza no se estudia, la belleza se siente. El arte —la música, la pintura, la poesía— me abre ventanas hacia dentro y me enseña a mirar la vida con ojos nuevos.
En el parque, me fijo en los árboles: algunas hojas ya empiezan a amarillear. Los niños corren tras ellas, intentando atraparlas antes de que toquen el suelo. El crujido bajo mis pies me recuerda que todo está en movimiento, que la vida cambia a cada instante y, aun así, sigue siendo profundamente bella.
Querida maestra, porque educar no es solo transmitir conocimientos. Sino, detenerme con los niños, respirar juntos, descubrir la ternura escondida en un gesto amable, el arte en una melodía, la calma en un paseo por la naturaleza. Porque el aprendizaje verdadero está en aprender a mirar, en aprender a sentir, porque educar es ser.
Guardo estas palabras como un recordatorio para los días difíciles: la ternura es mi forma de resistencia. Y enseñar desde ella es, en realidad, un acto de amor hacia la vida.
Un cálido abrazo,
Athenea Bassi
El blog de Athenea Bassi
Este espacio es para compartir contigo reflexiones y conocimientos que te inspiren a explorar tu propio camino de transformación. Aquí descubrirás artículos creados con mimo, pensados para brindarte un refugio de paz, serenidad y equilibrio. Mi deseo es que, a través de cada lectura, encuentres nuevas perspectivas para transformar tu bienestar y afrontar los desafíos del día a día con mayor claridad y confianza.
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